Que en los paises Nordicos hace un frio que pela, es algo que no es ajeno a nadie, diremos "es su clima y su tierra, estan perfectamente acostumbrados a ello", y sin embargo, hay costumbres que por mas que alli esten mas que arraigadas y sean algo cotidiano, a los extranjeros nos arrancarian mas de una exclamacion de asombro.
Por ejemplo, hoy voy a hablaros de algo que se puede observar con cierta asiduidad en paises como noruega, suecia, o islandia, la costumbre de ver a bebes o ancianos durmiendo placidamente la siesta en el exterior de sus casas. Aun con una temperatura de varios grados bajo cero o en pleno invierno.
Pese a que los pequeños estan perfectamente abrigados con sus gorritos y mantitas y bien metiditos en sus sillitas o capazos, o los ancianos estan cubiertos igualmente con mantas sentados en sus placidas sillas, uno no puede dejar de sorprenderse por esta rara costumbre que al parecer viene de muy lejos.
Jona Oskdottir me lo cuenta, esta "de paso" por mi tierra como turista, le encanta Galicia y por fortuna, habla perfectamente el Español, me hace unas cuantas preguntas sobre que visitar en los pueblos que se ira encontrando en los proximos dias en su ruta hacia Santiago de Compostela, pero a cambio, me dice que me invita a un cafe por mi amabilidad y mi tiempo.
Tras una charla mas o menos distendida, me cuenta que lo que mas hecha de menos de su hogar es precisamente la posibilidad de hecharse una buena siesta nordica, (es pintora y escultora y puede permitirse este lujo tras la hora de comer), me dice que en su tierra, es muy comun que muchas madres traigan a sus pequeños a casa de vecinas, ellas estaran trabajando sin duda, pero esa vecina que puede estar ociosa, vigila la siesta de los peques...A la intemperie por supuesto, aunque haga un frio de mil demonios.
Me cuenta que segun parece, ya sus antepasados nordicos lo hacian asi y defendian las virtudes de esta rara costumbre, contra lo que todos podamos pensar, dice que los peques de su tierra son recios como robles, que apenas enferman y que los tan comunes resfriados son algo que casi es anecdotico en su tierra, me dice que no es raro encontrar a maestros dando clases al aire libre a sus peques, en pleno invierno, que prefieren siempre el contacto con la naturaleza a las alienantes clases cerradas, y que ella esta encantada con el sistema, que los chavalines rinden mas en clase y ademas estan mas fuertes y enferman menos.
Me dice, "mira Jame " (curiosamente se ha comido la "i" en mi nombre, pero sonrio y no se lo tengo en cuenta), "si viniese con una peque, seria posible que tu y yo estuviesemos tomando un cafe tranquilos, mientras la peque duerme su siesta en un carrito afuera", segun me dice, es algo muy comun en los paises del norte, donde existe en algunos locales la figura de la Fostra; es decir, una nodriza que vigila el sueño placido de los bebes contratada para ello por ciertos locales.
Le comento que entendia la costumbre del Fostr como la tradicion segun la cual, una familia vikinga dejaba un tiempo al cuidado de otros a sus hijos, lo que se llamaba "padre adoptivo", mientras que ellos hacian lo propio con otras familias. Se sorprende...no esperaba que supiese de eso, como tampoco que le comente que estoy interesado en las sagas y en relatos de ciertas criaturas magicas como damas Jotum, Elfas, Enanas o incluso Trolls que son Fostras, amas de cria de herores y reyes legendarios. Me dice que lamenta no tener horas para hablar de elo, pero se muestra encantada por que sepa de la cultura de su tierra.
Le pregunto que que dicen los medicos de tal costumbre de dormir la siesta al aire libre con tanto frio, me dice sonriente que estan encantados.Que lo recomiendan hasta para la gente mayor y no son pocos los que siguen sus consejos, y que pese a lo raro y curioso que nos pueda parecer a nosotros, la costumbre es algo tan comun en su tierra, que muchas veces, cuando acude a visitar a sus amigas y pregunta por los peques, le contestan "estan hechandose la siesta", ella entiende que estan en el balcon, rodeados de hermosas macetas, durante al menos hora y media de siesta, y cuando entran ya bien descansaditos, estan tan vitales y revoltosillos como siempre.
Me despido de Jona, con cierta pena, supongo que no la volvere a ver mas, estos encuentros son fruto del puro azar, un capricho de los dioses...que me han regalado esta hermosa anecdota, y me han puesto en la pista de esta rara costumbre que apenas conocia... Ya se lo que me toca, si un dia me paso por tierras del norte, me llevare una mantita y un buen gorrito de lana... y probare los beneficios de una buena siestecita...A lo nordico por supuesto!.
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